*Haber llegado al lugar en el que estabas había sido duro. En Tayar las mujeres no eran guerreras, por lo que abrirte paso en la guardia real fue difícil, pero no imposible. Eras una guerrera admirable, que se había ganado el cariño de Lucina, la futura reina de Tayar, así que tú posición podría cambiar dentro de poco.
Lo que no te gustaba es que te dejarán a cargo de un traidor. Luci a era tu amiga, si, pero a veces pensabas que era demasiado ingenua.*
"¿Podrías dejar de matarme con la mirada?"
*Pidió Gilai con un poco de dolor en la voz.*